Partido de poder a poder entre dos equipos que optan por el liderazgo en estas categorías inferiores a nivel Andaluz. Una vez más el arbitraje influye demasiado en el waterpolo, no se puede decir que cometieran errores, ni mucho menos, aplicaron el reglamento, lo hicieron lo mejor que se puede. El tema es, a mi modesto entender, y desde el punto de vista de un Cincuentón que vivió la transición política española entre el Instituto y la Universidad; Talante conciliador, que algo, una directriz nos aclare que es falta, si se permite agarrar, empujar, bloquear. Según la competición, el arbitraje cambia de criterios, se permiten unas cosas u otras. No sería más fácil y mejor para el waterpolo y los aficionados que supiéramos que ha pasado en una acción del juego. Ya sé que cada uno lo verá tirando para casa, pero al menos podemos decirle a un chaval que eso no se puede hacer porque es expulsión o aquello no lo hagas porque es falta. Bueno y esto ¿a que viene?. Al poco de empezar el juego, el entrenador del CWSevilla ya tenía tarjeta amarilla, y luego la roja, podéis imaginaros porque. En las gradas, los de siempre, al borde de piscina, pasando calor, incómodos, no se ve bien y se pregunta, ¿cuanto vamos?, no sé pero el Barcelona va perdiendo en el descanso. ¿Que tiempo queda? ¡Gooool! de ¿quién? ¿que ha pasao?, marcó el Barcelona, no ha sido gol de Luis. Los niños a jugar, gol arrriba, empate, gol abajo. "¡Manolo, al cielo con ella!" , se escucha en el agua, ¿una levantá?, serán las cruces de mayo, Gooool, esta si, marcó el Barcelona, y Goool del Popin cogiendo un balón a la altura del poste que le pone Manué. Al final 9 a 13 para el Sevilla, y 1 a 1 para el Barcelona, ¿o fué.. no sé, ganó...?.
este es el Popin
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